EL OTRO: segunda oportunidad.
f 5.6 - s 1/640 - ISO 800
Pensé mucho en lo que me plantearon la clase pasada, sobre qué transmitía mi foto al verla, porque si bien me gustaba mucho desde una primera vista, no iba para nada con lo que es mi abuelo. Y si el objetivo de esta experiencia es captar su esencia, captar lo que yo veo de él, definitivamente esa foto no lo estaba cumpliendo.
Esta vez hice un encuadre mucho más cerrado porque, al pensar en que yo quería hacer hincapié en lo que sus ojos simbolizan para mí y en lo que yo veo que transmite su rostro, me pareció que no tenía ningún sentido agregar tanta información a la imagen. Le pedí que inclinase la cabeza hacia un costado como para que se vea un gesto más dulce, más afectuoso, quizás porque me hace recordar a la manera en la que él mira a su familia cuando hablamos. Algunas decisiones no me convencen, como por ejemplo que se vea el fondo de su casa (si bien no es tanto, no sé qué tanto suma a la imagen; quizás convendría un fondo neutro o liso). En este intento mantuve la luz encendida pero le sumé dos lámparas de luz continua apuntando hacia su rostro de manera directa una de cada lado, cumpliendo la función de luz dura para generar sombras nítidas y claras.
Busqué aumentar la velocidad de obturación para poder captar mejor sus movimientos y enfocar mejor sus ojos, a la vez que aumenté el ISO para equilibrar los parámetros que me marcaba el exposímetro y que la foto no quede muy oscura. En relación a la apertura del diafragma, la mantuve en un número intermedio para que mi abuelo y su ropa se vieran en foco pero que el fondo estuviera desenfocado; quería que el centro sea él y que sea lo que sea que estuviera detrás no tuviera tanto protagonismo ni nitidez.
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